

“Vivir en armonía significa establecer en el alma un sol y un cielo, un lugar firme como la tierra y un viento que nos refresque, entonces comprenderemos al sol, a la tierra y al viento, entonces comenzaremos a alinearnos con todo lo que nos rodea, para ser uno con la vida, para ser vida toda y aún así... seguir siendo uno.” Miguel Ángel Arcel
Una sociedad sin armonía es aquella que carece de bienestar, salud y equilibrio emocional; es un grupo incapaz de salir por sí mismo, necesitan de otros para sentirse completos, son personas que llevan una calidad de vida inconstante y que dan valor a las cosas materiales solamente por pensar que éstas cubrirán las emocionales, viven un mundo irreal de apariencias dejando de lado a lo que realmente vale la pena, es por esa razón que no se sienten completos y felices.
El ser humano que vive en armonía, es aquel que vive en paz consigo mismo y con los demás. Para vivir en armonía hace falta evaluarnos a nosotros mismo con nuestras fortalezas y debilidades, eliminando todo aquello que pueda consumar nuestra mente, alma y cuerpo.
La riqueza del ser radica en la nobleza de quien lo posee y sabe utilizarlo, los dones que Dios nos otorga si son bien utilizados nos guiarán a la cúspide de nuestra montaña de metas trazadas y eso nos incentivará a llevar un mejor estilo de vida.
ULR http://www.angelred.com
Una sociedad sin armonía es aquella que carece de bienestar, salud y equilibrio emocional; es un grupo incapaz de salir por sí mismo, necesitan de otros para sentirse completos, son personas que llevan una calidad de vida inconstante y que dan valor a las cosas materiales solamente por pensar que éstas cubrirán las emocionales, viven un mundo irreal de apariencias dejando de lado a lo que realmente vale la pena, es por esa razón que no se sienten completos y felices.
El ser humano que vive en armonía, es aquel que vive en paz consigo mismo y con los demás. Para vivir en armonía hace falta evaluarnos a nosotros mismo con nuestras fortalezas y debilidades, eliminando todo aquello que pueda consumar nuestra mente, alma y cuerpo.
La riqueza del ser radica en la nobleza de quien lo posee y sabe utilizarlo, los dones que Dios nos otorga si son bien utilizados nos guiarán a la cúspide de nuestra montaña de metas trazadas y eso nos incentivará a llevar un mejor estilo de vida.
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